Ministros y representantes de organizaciones culturales internacionales ligados a la gestión de políticas públicas, y artistas participaron de una mesa de diálogo virtual, organizada por la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (BIENALSUR) y la Universidad Nacional de Tres de Febrero, el pasado sábado 27 de junio, para pensar el futuro de la cultura post pandemia del coronavirus.
En el diálogo participaron la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, el ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogrado, la ministra de Cultura de Colombia, Carmen Inés Vásquez Camacho, el chileno, Ernesto Ottone, subdirector general de Cultura de la Unesco; Virginia Agote, secretaria de Cultura de San Juan; Katsuhiko Hibino, decano de la Escuela de Bellas Artes, de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio y la historiadora del arte, especialista en el mundo árabe, de Estados Unidos, Nada Shabout.
En su intervención, Aníbal Jozami, director general de Bienalsur, y Diana Wechsler, directora artística, hablaron sobre cultura a la luz de nuevos horizontes. Asimismo, Jozami sostuvo que «como sector con características singulares, también ha puesto en evidencia su fragilidad, de ahí, la importancia de las conversaciones públicas con quienes diseñan las políticas y estrategias que den paso a nuevas y superadoras modalidades que afirmen a la cultura como un sitio necesario y por ende de acceso amplio en términos socio-económicos y de respeto por las diversidades».
Por su parte, el chileno Ernesto Ottone, expresó que “en el sector de la cultura es la primera vez en la historia que se ha tocado completa la cadena de valor y eso ha afectado al artista, al profesional de la cultura. Apenas empezó la crisis en Europa, empezamos a hacer estadísticas: más del 94 pro ciento de las celebraciones del patrimonio inmaterial se paró” agregando “esta crisis va a ser mucho más larga de lo que hemos calculado. El mundo de la cultura va a demorar muchos años en volver a ciertas cosas que habíamos logrado”.
En ese sentido, el rol del Estado y de los organismos internacionales surgió en el diálogo como algo imprescindible.
La secretaria Grynspan, por su parte, destacó las medidas culturales tomadas por Argentina, reconociendo que no ocurrió lo mismo en el resto de América Latina, la segunda región más golpeada del mundo después de Europa. “Esta crisis no iguala porque si bien todos podemos enfermar, no todos podemos curarnos de la misma manera. Y curarse en el sentido más amplio” señaló.
Asimismo, afirmó que considera que “el siglo XXI está comenzando ahora y las tendencias hicieron un salto cualitativo y vamos a tener que adaptarnos a un salto para el que no estábamos preparados”, preguntando “¿cuán preparados estamos para ese salto, que también es dialéctico? Tenemos que ayudar al sector cultural no solo a sobrevivir sino a dar el salto. Y no a todos les ha ido igual en este baile ¿Cómo vamos a hacer para que se reconozca el valor agregado en las cadenas de valor más amplias, sin que haya una mayor concentración?”
Todos los ponentes estuvieron de acuerdo en que es tiempo de cambio, de repensar y ver qué sectores son los que más ayuda necesitan en este momento, de pensar nuevas formas de hacer cultura, para aprovechar que como se dice «la crisis es oportunidad».
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