A menos de cien días de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno, los 22 países que conforman la Comunidad Iberoamericana avanzan en la construcción de una hoja de ruta que permita ampliar los derechos y las oportunidades de sus ciudadanos y encontrar soluciones a los grandes problemas de la región.
La Cumbre Iberoamericana, que se celebrará entre los días 24 y 25 de marzo en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, estará marcada por las consecuencias de fenómenos de alcance global, como la recuperación post pandemia, la guerra en Ucrania, el cambio climático, la crisis energética, el avance de la digitalización o la crisis alimentaria.
“Por eso estamos trabajando para que en la Cumbre de Santo Domingo Iberoamérica apruebe una hoja de ruta que marque su camino hacia la seguridad alimentaria, una carta de principios y derechos digitales que resguarde a sus ciudadanos frente al avance tecnológico, una carta ambiental que refleje nuestra preocupación por el medioambiente y el rol principal que le corresponde a la región en su conservación y en la lucha contra el cambio climático, así como en una propuesta de arquitectura financiera internacional más justa e inclusiva que permita financiar la recuperación post pandemia”, destacó el Secretario General Iberoamericano, Andrés Allamand.
Allamand subrayó también el compromiso con el que han trabajado todos los países de la Comunidad Iberoamericana en aras de estos objetivos y les animó a “redoblar los esfuerzos para que la Cumbre de Santo Domingo sea un punto de inflexión hacia la Iberoamérica más justa y sostenible a la que aspiramos”.
La cumbre es un espacio único de diálogo político y cooperación, que apuesta por el multilateralismo como la herramienta más eficaz para intercambiar experiencias, aspiraciones y consensuar posiciones frente a los retos que enfrenta la región.
“Se trata, sin duda, de una oportunidad única para reforzar lo que nos une y proyectarnos hacia el futuro”
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