Nuevas empresas para un mundo que enfrenta la desigualdad y el cambio climático

Existe un creciente protagonismo de firmas que, si bien actúan en el mercado, incorporan en su modelo de producción y negocios la meta de ser más inclusivas y sostenibles

Columna originalmente escrita para el periódico El País, 18/07/2019

El mundo empresarial vive una profunda transformación en Iberoamérica.

Puede verse por ejemplo en Argentina, donde la compañía de tecnología Arbusta busca talento en los barrios más desfavorecidos de América Latina, sitios donde las grandes multinacionales ni se asoman, para emplear a jóvenes que presten servicios a grandes marcas como Disney y MercadoLibre.

También puede observarse en España, donde la firma EcoAlf se ha ganado un espacio en el mercado elaborando ropa con productos reciclados, fundamentalmente plásticos, en momentos en que la industria de la moda se erige como la segunda más contaminante del mundo, después de la petrolera.

Hay muchos otros casos como estos en nuestra región, pero todos tienen algo en común: el creciente protagonismo de empresas que, si bien actúan en el mercado, incorporan en su modelo de producción y negocios la meta de ser más inclusivas y sostenibles.

Estos emprendimientos tienen nombres tan variados como empresas B, sociales, de economía circular, con propósito o de triple impacto; o bien cooperativas, mutualidades, sociedades laborales, compañías de comercio justo o bancos éticos.

Forman parte del Cuarto Sector, un ecosistema que combina lo mejor de los tres sectores tradicionales (privado, público y sin ánimo de lucro) para desarrollar negocios que sean viables económicamente y al mismo tiempo tengan un impacto positivo en la sociedad y el planeta.

Cada año se crean miles de empresas del Cuarto Sector en todo el mundo y se suman a compañías más tradicionales como el banco BBVA, la energética Iberdrola o marcas como Ikea, Natura y Unilever, que también están cambiando para ofrecer alternativas ante problemas acuciantes como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático.

Nosotros en la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) estamos convencidos de que debemos impulsar y fortalecer este ecosistema, porque sólo el sector privado puede escalar el financiamiento al nivel necesario para afrontar los grandes retos sociales, económicos y medioambientales que nos plantea la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Ya dimos el primer paso en este camino: recientemente presentamos un informe que mide el alcance del Cuarto Sector en nuestra región, junto a una encuesta que sondea las principales preocupaciones de los iberoamericanos.

 

Todos somos parte de la solución

Nuestro reporte “Las empresas con propósito y el auge del Cuarto Sector en Iberoamérica”, elaborado junto con IE University y que incluye estudios en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Portugal y España, muestra que el Cuarto Sector ha tenido un gran avance en Iberoamérica: se estima que estos emprendimientos ya representan más del 6% del PIB regional y emplean a 10 millones de trabajadores.

Esto no debería sorprendernos, a juzgar por los resultados de un sondeo de opinión que, desde la SEGIB, realizamos en 11 países (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, México, Panamá, Perú y Portugal).

El cambio climático es, según nuestra encuesta, la principal preocupación de los iberoamericanos (68%) después de la desigualdad (75%). Asimismo, la propia ciudadanía admite ser corresponsable en la degradación ambiental (50%), además de señalar a las empresas (32%) y a los gobiernos (18%).

Es decir, estamos ante una oportunidad única de trabajar juntos para que las próximas generaciones vivan mejor que sus padres, porque ha quedado claro que todos somos parte de la solución: los iberoamericanos reconocen que ellos mismos deben modificar sus conductas, además de pedirle al sector privado que adopte un modelo más justo y sostenible y a los gobiernos que acompañen el cambio.

Si bien la transformación en el ámbito empresarial –y en las actitudes de la ciudadanía– ya están en marcha, debemos redoblar nuestros esfuerzos por crear un ecosistema adecuado para el Cuarto Sector en Iberoamérica.

Es imprescindible movilizar la colaboración institucional y público-privada para que estas empresas sigan creciendo y dispongan de mayores recursos. Hacen falta más leyes que tipifiquen y apoyen al Cuarto Sector. Es necesario que los gobiernos ofrezcan más respaldo a través de exenciones impositivas o acceso a contratos públicos, pero también exigiendo conductas al sector privado y a la ciudadanía.

Sin duda alguna, Iberoamérica está muy bien posicionada para aprovechar el inmenso potencial que encierra el Cuarto Sector: es una región joven, audaz, creativa y emprendedora.

Y, sobre todo, es una región donde la ciudadanía es consciente de los retos que enfrenta y entiende que ella misma, junto con las empresas y los gobiernos, debe trabajar por un futuro mejor.

Sólo el esfuerzo de todos, impulsado y respaldado por instituciones como la nuestra, permitirá crear un mundo más próspero, inclusivo y sostenible.

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