El Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, principal orador invitado a la sesión plenaria de la FAO, declaró que “hacer frente con coraje al problema del hambre debe ser ante todo un gran compromiso ético de toda la Humanidad”.
En ocasión de la Semana Mundial de la Alimentación y del Día Mundial de la Alimentación de 2009, la reflexión sobre las lamentables cifras y el sufrimiento humano provocado por el hambre y la malnutrición ha estado en la voz de alarma del Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, principal orador invitado en la sesión Plenaria en la FAO, que se celebró en Roma el 16 de octubre.
“Creo que la magnitud de los problemas del hambre, las nuevas urgencias generadas por la crisis económica mundial y las medidas de adaptación al cambio climático requieren de una profunda revisión de la cooperación internacional para estar a la altura de las circunstancias y sostener la inversión agrícola en América; considerando que regiones como América latina es ya y lo podrá ser en el futuro una verdadera reserva mundial de alimentos tan necesarios en estos momentos”.
Por su parte el Director General de la FAO, Jacques Diouf, ha pedido a los líderes mundiales que alcancen "un amplio consenso para la rápida y total eliminación del hambre" cuando se reúnan en Roma para la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria de Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar entre los próximos 16 al 18 de noviembre.
Diouf aseguró que la actual crisis económica, que ha abocado a 105 millones de personas más al hambre, "no tiene precedentes" ya que siguió de forma inmediata a la crisis mundial de los precios alimentarios de 2008. La actual crisis tiene lugar además en un momento en que "en algunos países, los precios de determinados productos se encuentran todavía en los niveles récord de 2007", señaló citando el arroz en Sri Lanka, Myanmar, Kenia y Ecuador, el mijo y el sorgo en Burkina Faso, Malí y Níger y el trigo en Bolivia y Pakistán.
Los países donantes ricos, los países en desarrollo y los organismos de ayuda tienen que centrase ahora en políticas de ayuda a los 1.020 millones de personas malnutridas que hay en el mundo, según Diouf.
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