TRIBUNA
Pedro Sánchez Castejón
Presidente del Gobierno de España
Columna publicada en el suplemento especial en Le Monde Diplomatique en español, 01/02/2018
En un momento complejo en la escena global, el ideal de la Comunidad Iberoamericana encarna un mensaje de enorme valor político y simbólico.
Frente a la tentación de repliegue unilateral detrás de fortalezas y muros, y frente a la tentación nacionalista de la nostalgia por el pasado, hoy es más preciso que nunca apostar por comunidades de valores e intereses compartidos.
Comunidades unidas por lazos afectivos, humanos, culturales, políticos y económicos.
Comunidades, en definitiva, que articulen respuestas eficaces a grandes desafíos, como la pobreza y la desigualdad. Pero también a los problemas que, en el día a día, más afectan a una ciudadanía cuya dignidad debe ser el fundamento de la acción política.
Para España, la Comunidad Iberoamericana es un proyecto prioritario. Frente a las dudas por las que atraviesan otras iniciativas regionales, esta comunidad multinacional de habla hispana y portuguesa constituye un espacio abierto de concertación y diálogo consolidado.
La Comunidad Iberoamericana es un proyecto prioritario
Un marco desde el que afrontar problemas y retos colectivos con la vocación de acordar respuestas conjuntas. Ante el auge de proyectos que favorecen la desintegración, Iberoamérica se erige como un espacio geoestratégico único de 600 millones de personas; un espacio que acerca e integra dos continentes: Europa, a través de España, Portugal y Andorra, y los países de América Latina. Lo hace desde una heterogeneidad enriquecedora, derivada de la pluralidad y diversidad de las sociedades que componen estos espacios.
En esta XXVI Cumbre de Antigua, Guatemala, los Jefes de Estado y de Gobierno hemos reafirmado nuestra apuesta por una Comunidad Iberoamericana activa. El lema de la cumbre, “Una Iberoamérica próspera, inclusiva y sostenible”, resume un anhelo compartido. El de sociedades prósperas e inclusivas, en las que la igualdad de oportunidades y el progreso sean compatibles con la sostenibilidad social, económica y medioambiental.
Antigua ha situado la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como eje central de nuestro trabajo colectivo para los próximos años. La Declaración de Guatemala que hemos aprobado, “Compromiso Iberoamericano por el Desarrollo Sostenible”, establece por primera vez una hoja de ruta clara con compromisos e instrumentos concretos. Entre los ámbitos que comprende, están la cohesión social y la movilidad, el acceso democrático a la educación y la cultura, la inversión en ciencia y tecnología, la transformación digital, la gestión del turismo sostenible, la igualdad de género o el cambio climático.
España ha impulsado la movilidad de talentos y el intercambio académico
En este último frente, el del cambio climático, la Declaración de Guatemala implica trabajar más y mejor con nuestros socios iberoamericanos en la lucha contra los efectos del cambio climático. Libramos una auténtica “guerra silenciosa” en este terreno. Una amenaza que causa víctimas, conflictos, migraciones, pobreza y hambre. Y que constituye una auténtica prioridad para el gobierno que presido.
No podemos desperdiciar la que puede que sea la última oportunidad para responder a este reto. Porque la inacción de hoy tiene efectos en un mañana que compromete a los que están por venir, a las siguientes generaciones.
Uno de los compromisos de Antigua tiene concreción en el Observatorio Iberoamericano de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible en la Rábida (Huelva, España), un órgano relevante para luchar contra este desafío y fomentar el desarrollo sostenible en Iberoamérica. Esta iniciativa se inscribe en los esfuerzos para la aplicación efectiva y plena del Acuerdo de París, cuestión crucial a debatir en la inminente Conferencia sobre el Cambio Climático que se celebra en Katowice, donde España participará de forma activa.
Avanzar hacia sociedades más prósperas, inclusivas y sostenibles requiere abordar las profundas desigualdades que hoy persisten en América Latina y Europa. Una de las más evidentes es la que aún hoy en día sigue castigando a la mujer por el mero hecho de serlo. El gobierno de España está firmemente comprometido con el feminismo. Lo hace apostando por la igualdad real y actuando con decisión a través de políticas públicas transversales para combatir una fuente de discriminación tan injusta como esta.
Por ello, España ha copatrocinado en esta Cumbre un Comunicado Especial sobre la brecha salarial, una de las manifestaciones más visibles de la desigualdad entre mujeres y hombres, y que tiene serias implicaciones económicas y sociales.
Hoy, la Comunidad Iberoamericana se enfrenta a desafíos de alcance global. El fenómeno migratorio constituye uno de ellos, como se hace patente en las crisis humanitarias derivadas de la situación en Venezuela y Nicaragua. En América Latina, más de 30 millones de personas residen en países distintos al de su nacimiento. En sus manifestaciones más preocupantes este fenómeno está ligado a otros retos como la lucha contra la explotación sexual o el mensaje xenófobo que reaparece con fuerza en nuestras sociedades.
Para enfrentar esta realidad, es preciso conjugar responsabilidad y solidaridad como fundamentos de una respuesta basada en el respeto a la dignidad humana. Desde un enfoque humanista que sitúe a la persona en una posición central y atienda a las causas profundas de los movimientos migratorios. Y promoviendo, tanto en Europa como en Iberoamérica, una perspectiva multilateral de un desafío en el que el liderazgo de Naciones Unidas es fundamental. Esa visión está presente en la relevancia que España otorga a la aprobación del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular en la reunión que tendrá lugar en breves fechas en Marrakech.
Para llenar de contenido los objetivos de la Cumbre Iberoamericana, resulta indispensable recuperar el valor de la política y la gobernanza democrática. Tales principios implican la lucha decidida contra la corrupción, auténtico agente disolvente de la confianza en las instituciones y fuente de injusticia, desigualdad e ineficiencia económica. Solo así se puede combatir la desafección y fortalecer la democracia ante quienes plantean respuestas simples a desafíos complejos.
No hay mejor antídoto para confrontar ese tipo de mensajes y a quienes los alientan, que construir sociedades inclusivas, aquéllas en las que nadie queda al margen, en las que nadie se queda atrás por sus condiciones de partida en la vida o las dificultades de su inserción en el mercado laboral.
Ese es el sentido del Comunicado Especial sobre empleo digno, adoptado a iniciativa española en Antigua. La misma filosofía que cabe atribuir al necesario desarrollo de infraestructuras regionales, al que España va a contribuir con 10 millones de euros a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Todo lo que acontece en Iberoamérica lo sentimos como propio
Reforzar la Comunidad Iberoamericana y proyectarla hacia el futuro requiere acercar más nuestras sociedades y sobre todo apoyar a nuestros jóvenes a nivel educativo, científico y cultural.
Por ello, España ha impulsado acuerdos para la promoción de la movilidad de talentos y el intercambio académico y laboral a través del fortalecimiento del Marco Iberoamericano de Movilidad Académica, que incluye el Campus Iberoamérica, en el que la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) desempeñará un papel clave a través del programa de becas SEGIB-Fundación Carolina. A las puertas de una gran transformación tecnológica, debemos aprovechar todas nuestras fortalezas para ser protagonistas de un auténtico cambio de época en el que Iberoamérica puede y debe hablar con voz firme.
De Antigua surgen, por tanto, pautas y respuestas concretas para abordar grandes desafíos. En ese camino, el gobierno de España va a trabajar con sus socios latinoamericanos, compartiendo experiencias y desarrollando programas conjuntos con vistas a la próxima Cumbre de 2020 que se celebrará en Andorra.
Esta agenda iberoamericana forma parte de la acción transformadora y decididamente progresista, que constituye el motor de la política exterior y de seguridad del gobierno de España.
La Cumbre de Antigua, en suma, demuestra la vigencia y oportunidad de un liderazgo colaborativo capaz de construir consensos y dar respuestas eficaces ante retos comunes frente a los que nada pueden falsos repliegues.
Por ello, consolidar la Comunidad Iberoamericana es una prioridad de la política exterior española y de este gobierno. Un anhelo íntimamente relacionado con la propia naturaleza de España como país y su identidad iberoamericana. Todo lo que acontece en Iberoamérica lo sentimos como propio. Y sin esta comunidad, sin este vínculo, España no se entiende hoy ni puede ser tampoco el país y la sociedad que aspira a ser.
América Latina es, en definitiva, una prioridad política esencial para España, presente en toda nuestra acción exterior. Tanto en la Unión Europea y otros órganos multilaterales, como en el plano bilateral.
Por todo ello hoy, Iberoamérica, esta Comunidad, es más necesaria que nunca.
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