La agenda post 2015 que se perfiló los días 14 y 15 de junio en la Cumbre del G77 y China «tiene que poder integrar los tres pilares del desarrollo sostenible: el económico, el social y el ambiental», consideró la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan.
La máxima responsable de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) asistió como observadora a este foro celebrado en la ciudad boliviana de Santa Cruz (este) con motivo de los 50 años del bloque y en el que se delineó la hoja de ruta que seguirá a los Objetivos de Desarrollo del Milenio postulados por Naciones Unidas.
Esa nueva agenda «tiene que poder integrar los tres pilares del desarrollo sostenible: ambiental, social y económico. Lo importante es que todos lleguemos a la misma matriz de políticas», sostuvo Grynspan.
La Secretaria General Iberoamericana explicó que durante la cumbre pudo conversar con jefes de Estado y cancilleres de los países latinoamericanos y opinó que «es beneficioso para la región que nos podamos encontrar también en otros espacios distintos a los que nosotros (los iberoamericanos) creamos».
En el caso de Latinoamérica, Grynspan sostuvo que uno de los principales retos de los países es evitar los desequilibrios que se producen cuando la economía y la sociedad crecen a un ritmo acelerado que es difícil de seguir para las instituciones, que no se desarrollan a la misma velocidad.
Otros desafíos que enfrenta la región son, opinó, la creación de empleo con salarios dignos y la mejora de la calidad de los servicios, una vez que ya está alcanzado el objetivo del acceso universal a los servicios básicos.
A juicio de la Secretaria General Iberoamericana, Latinoamérica debe «aprovechar la bonanza» para basar las economías de sus países en el conocimiento y la innovación y no sólo en los servicios básicos.
Además, en referencia al cambio climático como uno de los puntos clave de la agenda post 2015, advirtió de que «no hay manera de erradicar la pobreza extrema sin ser respetuosos con el medioambiente».
Recordó, en este sentido, cómo los más desfavorecidos son siempre víctimas de los desastres climáticos como inundaciones y sequías, eventos que se suceden y no dan tregua a los damnificados para poder recuperarse.
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