Hoy se ha celebrado, de manera telemática, la I Reunión Iberoamericana de Bancos Centrales, organizada conjuntamente por el Banco de España y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), que se enmarca en la serie de actos previos a la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar en Andorra el 21 de abril.
Este primer encuentro de los gobernadores de los bancos centrales de los 22 países de la región llega en un entorno marcado por la pandemia del COVID-19, en el que la cooperación e intercambio de experiencias e información entre las instituciones iberoamericanas son más necesarios que nunca para dar una mejor respuesta a la crisis sanitaria, social y económica.
La reunión fue presidida por la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, y el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y en ella han participado numerosos gobernadores de bancos centrales de las economías iberoamericanas y altos representantes de diversas instituciones internacionales como el Banco de Pagos Internacionales y el Banco Mundial, entre otras.
Durante el encuentro se abordaron dos cuestiones de gran relevancia. En primer lugar, se debatió sobre las respuestas de política monetaria a la crisis económica causada por la pandemia del COVID-19 y sobre los retos a los que se enfrentan los bancos centrales en la actualidad para lograr el mantenimiento de unas condiciones financieras favorables que permitan consolidar la recuperación.
En general, se defendió que en el contexto actual de elevada incertidumbre y de recuperación incipiente, la política monetaria debe seguir facilitando el mantenimiento de unas condiciones financieras favorables que contribuyan a consolidar la salida de la crisis.
Además, se coincidió en la necesidad de que los bancos centrales, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, permanezcan atentos al posible surgimiento de tensiones en los mercados financieros, que puedan provocar un deterioro de las condiciones de financiación dada la situación actual de aumento notable de la deuda pública y privada.
En segundo lugar, se debatió sobre el papel que las instituciones financieras internacionales han venido desempeñando para tratar de limitar el impacto de la pandemia sobre la economía global y, en particular, sobre las economías más vulnerables.
Los participantes hicieron una valoración positiva de la respuesta de las instituciones financieras internacionales tras la irrupción de la pandemia, principalmente mediante la provisión de financiación de emergencia y de iniciativas de alivio de deuda para las economías de baja renta.
No obstante, se insistió en la necesidad de profundizar en el apoyo a los países de renta media que, en muchos casos, han experimentado importantes retrocesos en materia de pobreza y desigualdad durante esta crisis y que tienen que hacer frente a la misma con un espacio muy limitado en sus políticas nacionales.
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