Los cambios en el mundo laboral tendrán consecuencias significativas para las mujeres. La globalización, la revolución digital y tecnológica crean nuevas oportunidades, al tiempo que la creciente informalidad en el trabajo, la inestabilidad en las fuentes de ingreso y las desigualdades salariales ejercen un papel decisivo en el empoderamiento económico de las mujeres.
“Las mujeres están desproporcionadamente empleadas en el sector informal, ganan menos que los hombres por el mismo trabajo, y están menos protegidas por los sistemas de seguridad social”, advierte la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan. “Tampoco hemos logrado una conciliación que permita que las mujeres compitan equitativamente en el mercado laboral, sin tener que escoger entre tener una carrera y una familia”, añade.
En Iberoamérica, la participación femenina en el mercado laboral es significativamente menor a la masculina, con una tasa de participación laboral de las mujeres de alrededor del 50%, frente al 75% de los hombres, señala el informe Prestaciones de la Seguridad Social y Género, de la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS).
Cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres (24% a nivel global), reconocer el trabajo no remunerado que supone el cuidado del hogar y los cuidados familiares, realizado en su mayoría por mujeres, y redistribuir estas tareas equitativamente, son algunas medidas clave para asegurar el empoderamiento económico de las mujeres.
Toda la SEGIB se suma a la reflexión de los progresos realizados en la igualdad de género, de los muchos retos que aún existen y a la apuesta por el reconocimiento del extraordinario papel de la mujer en el desarrollo sostenible e inclusivo de Iberoamérica.
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