Leonardo Padura, el retratista de la Cuba contemporánea, dio a la literatura de la isla caribeña su primer Premio Princesa de Asturias de las Letras, reconocido por el jurado por «la soberbia aventura del diálogo y la libertad que constituye su obra».
Padura (La Habana, 1955), considerado como el escritor cubano de mayor proyección internacional se impuso en las votaciones finales del jurado al novelista japonés Haruki Murakami y al poeta sirio Adonis entre las veintisiete candidaturas que optaban al galardón.
Según el acta del jurado, Padura, arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo, es “un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético”.
La obra del narrador, periodista y ensayista premiado está alimentada por la isla donde nació pocos años antes de la revolución y, aunque hable de aventuras, asesinatos en clave negra o cuadros robados, todo converge en el país del que nunca se fue, como tantos exiliados, y para el que siempre tuvo una mirada crítica.
Padura se ha convertido así en el segundo cubano galardonado a título individual en sus 36 años de historia por la Fundación Princesa, que en 1993 otorgó el de los Deportes al atleta Javier Sotomayor mientras que en 2000 la Academia Cubana de la Lenguas obtuvo, junto al resto de academias hispánicas, el de la Concordia.
El galardón, dotado con la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró y 50.000 euros en metálico (algo más de 56.000 dólares), recayó el pasado año en el escritor irlandés John Banville, y en ediciones anteriores en el español Antonio Muñoz Molina (2013), el novelista estadounidense Philip Roth (2012) y el poeta y cantante canadiense Leonard Cohen (2011).
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