La presencia de España y la proyección de su política exterior se deja sentir en su posición ante conflictos internacionales como la guerra en Ucrania o en Oriente Medio, la defensa del multilateralismo, el impulso a la concertación en la Unión Europea o la nueva Estrategia África. Una parte decisiva de esa presencia y proyección española es la que se dirige hacia el espacio iberoamericano, reforzando los indudables vínculos culturales, políticos, económicos y sociales que unen a la Comunidad Iberoamericana.
Los asuntos relacionados con Iberoamérica y las relaciones entre España y los países latinoamericanos son prioritarios para la política exterior española y para mí como ministro. Los pasados 14 y 15 de noviembre, durante la celebración en Cuenca, Ecuador, de la Cumbre Iberoamericana, España volvió a mostrar su firme compromiso con el sistema de Cumbres y con la región de América Latina. Somos una comunidad que comparte valores, objetivos comunes, lazos humanos, culturales, sociales, económicos, y, sobre todo, una forma de ser y de estar en el mundo única, propiamente iberoamericana.
Durante los meses precedentes a esta cita, España ha acompañado y colaborado con la Secretaría Pro Témpore ecuatoriana y trabajado codo con codo con la SEGIB y su Secretario General, Andrés Allamand. Organizamos en España la primera Reunión Conjunta de Ministros de Ciencia, Innovación y Altas Autoridades de Educación superior los pasados 10 y 11 de octubre en Valencia, y el primer Encuentro de Ciudades Iberoamericanas. Además, hemos jugado un papel proactivo y constructivo en la preparación de los documentos que fueron aprobados en los márgenes de la Cumbre, incluyendo una Declaración Final y 25 Declaraciones especiales.
En Cuenca hemos avanzado en los ejes prioritarios de la innovación, inclusión y sostenibilidad, y hemos dado pasos importantes en áreas como la movilidad, la seguridad y la financiación al desarrollo. Hemos aprobado el Programa de Acción de la Cooperación Iberoamericana, que constituye el auténtico motor que construye nuestra comunidad. El Programa de Acción recoge las principales líneas de trabajo de la Cooperación Iberoamericana para el próximo periodo. Especialmente reseñables son el plan piloto para la puesta en marcha de la Tarjeta Iberoamericana de Discapacidad; la implementación de la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales; la generación de consensos regionales en el marco de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales para el Desarrollo Sostenible (MONDIACULT), convocada por la UNESCO en Barcelona en 2025; la promoción del diálogo en Iberoamérica con vistas a ampliar la convergencia de visiones sobre temas que impactan a la cooperación internacional en el marco de la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio de 2025, y la implementación de los planes de acción en Ciencia Abierta y para el Fomento del uso del Español y del Portugués como Lenguas de Comunicación Científica, así como el desarrollo de una acción estratégica en materia de Inteligencia Artificial. También hemos adoptado la Declaración Política que recoge nuestras inquietudes, como son la igualdad de género, la Agenda 2030 y la emergencia climática.
España presentó diversas declaraciones especiales: la declaración de solidaridad por la DANA; sobre la Cuarta Conferencia de Financiación al Desarrollo que tendrá lugar en Sevilla en 2025; sobre la presencia del español en la Corte Internacional de Justicia; sobre la protección frente a la manipulación de la información y la comunicación; y sobre empresas y Derechos Humanos para una transformación productiva, sostenible y justa. A ellas se suman las presentadas en colaboración con Chile sobre inteligencia artificial para el desarrollo sostenible en Iberoamérica; y con Chile y Costa Rica sobre la protección de fondos marinos. Los trabajos desarrollados antes y durante la Cumbre Iberoamericana de Cuenca son el punto de partida y el testigo que ha tomado España asumiendo la Secretaría Pro Témpore de cara a la organización de nuestra Cumbre de 2026.
España es un sujeto activo en este nuevo tiempo del escenario global y no un objeto pasivo de decisiones ajenas. Esa convicción guía la dirección de nuestra política exterior en la que España tiene voz, peso e identidad propia en el concierto de las naciones. Una nueva política exterior que en los últimos tres años ha dejado logros concretos de primer orden: la Cumbre de la OTAN, la exitosa Presidencia del Consejo de la UE, la Cumbre UE-CELAC, la primera en 8 años y la que más líderes reunió. Una histórica Ley de Cooperación, clave para nuestra acción en América Latina y el Caribe. En 2025, Sevilla acogerá la Conferencia de Financiación al Desarrollo por decisión de las Naciones Unidas, que es crucial para el desarrollo de América Latina.
Nuestro país también cuenta hoy, si observamos estos tres años, con la mayor representación de españoles en instituciones europeas e internacionales de nuestra historia en la UE, en la OTAN y en la ONU.
El apoyo unánime de la Comunidad Iberoamericana a la candidatura española para albergar la Cumbre Iberoamericana de 2026 no es, por tanto, un hecho aislado sino una decisión coherente con la proyección de España y su identidad propia y peso en la escena internacional actual, que expresa la confianza en nuestro país y nuestro nuevo espacio en el escenario internacional. Trabajamos ya para que esta Cumbre sea un hito de estos encuentros y de nuestras relaciones como comunidad política.
La Comunidad Iberoamericana acumula un patrimonio compartido que la distingue de otras organizaciones. A largo del tiempo hemos sabido atesorar la confianza y la seguridad en unos lazos que están muy por encima de cualquier coyuntura. Se trata de avanzar ahora hacia un futuro de más y mejor cooperación. La Cumbre de 2026 es una oportunidad para seguir avanzando conjuntamente en el marco de este foro único de diálogo, de creación de consensos y de concertación política. Acordaremos, proyectaremos y decidiremos, junto al resto de Estados miembros, el futuro del sistema de Cumbres. Diseñaremos el futuro de Iberoamérica como espacio propio, con valores y principios, desarrollados y asentados en su acervo histórico, cultural y humano.
Contamos con dos lenguas globales respaldadas por un enorme peso demográfico, con más de 700 millones de hablantes en todo el mundo, y enriquecidas por decenas de lenguas cooficiales. Nos une el compromiso con la paz, con los derechos humanos, con el futuro del planeta. Esta Comunidad de valores compartidos se rige por unos principios que nos definen: la horizontalidad, la igualdad y el respeto mutuo.
Para España, el objetivo fundamental es iniciar una nueva etapa de reafirmación y consolidación del sistema, de identificación de nuevas prioridades y de reorganización de los métodos de trabajo. Para ello hemos recibido un claro mandato de los miembros orientado a poner en marcha una profunda reflexión con el objetivo de fortalecer y adaptar los métodos de trabajo del sistema iberoamericano a los tiempos actuales.
Durante nuestra Secretaría Pro Témpore queremos orientar los trabajos de los Responsables de Cooperación Iberoamericanos en torno a tres ejes: uno, el acercamiento de posiciones en relación con temáticas compartidas como la financiación para el desarrollo e incremento de la incidencia del Espacio Iberoamericano; dos, la reflexión en torno al sistema de la “Cooperación Iberoamericana”; tres, la proyección de la “Cooperación Iberoamericana” en otros foros. También se procederá a la aprobación del Cuarto Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana 2026-2029.
Vamos a seguir trabajando en la expansión del bilingüismo español-portugués en la región iberoamericana, la movilidad académica, la digitalización, la inclusión, la institucionalización de los Encuentros de Altas Autoridades de Gobiernos y Pueblos Indígenas de Iberoamérica, la diversidad cultural y la protección del patrimonio.
Además, continuaremos impulsando los avances en materia de género, integración social y medio ambiente.
Aspiramos a ampliar el número de observadores asociados y de observadores consultivos en regiones de particular interés, como es el Caribe. Esto permitirá trabajar con estos países en temas de interés común, como la cooperación Sur-Sur; el uso de nuestras dos lenguas globales (español y portugués) y en el apoyo a candidaturas y posiciones en Organizaciones Internacionales. Además, queremos desarrollar un Plan de Acción que fomente el español y el portugués como lenguas de comunicación científicas.
La financiación al desarrollo también tendrá un gran protagonismo en nuestra Cumbre. Para ello, la Cuarta Conferencia sobre Financiación al Desarrollo de 2025 debe abogar por una profunda reforma de las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo. Debemos trabajar conjuntamente para poner en marcha medidas tributarias más eficaces, transparentes y justas, que impulsen la movilización de recursos domésticos.
Para seguir creando comunidad, queremos establecer un mecanismo de consultas a varios niveles: internas, interministeriales, con sociedad civil y, por supuesto, con organismos del espacio iberoamericano. Apostamos por la sostenibilidad y la proyección hacia el futuro del sistema de Cumbres, por incrementar su efectividad e impacto positivo en las sociedades iberoamericanas y por facilitar la comprensión por parte de la ciudadanía. Queremos sincronizar la planificación estratégica con la Hoja de Ruta política señalada en las Cumbres. Para ello, repensaremos los actuales mecanismos de funcionamiento y de coordinación de las instituciones del sistema iberoamericano. También es indispensable profundizar la oferta de derechos para los ciudadanos –como los que derivan del Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social, el Convenido Iberoamericano de Movilidad del Talento, o la Convención Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes-.
Construir comunidad va más allá de los lazos económicos e institucionales que nos unen e implica unir no solo Estados sino personas. Vamos a continuar avanzando en la movilidad de estudiantes y profesores, el reconocimiento de títulos y homologaciones. A lo largo de este 2024 hemos continuado trabajando en la promoción internacional del español, nuestro patrimonio común. Y seguiremos en 2025. Hemos firmado acuerdos para la promoción del español en el ámbito diplomático y en las organizaciones internacionales con diez países: Colombia, Costa Rica, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Uruguay, Chile, Ecuador y Perú. Y el pasado 1 de julio pudimos celebrar juntos que el español se convirtiera en lengua oficial en la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado. Este esfuerzo por la promoción del español en todos los ámbitos lo compartimos también con distintos colectivos profesionales. El pasado 8 de noviembre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación firmó con el Club Español e Iberoamericano de Arbitraje un manifiesto para la promoción del uso del español en el arbitraje internacional.
Igualmente, hemos impulsado el Acuerdo de Guadalajara, suscrito durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, por el que más de 500 editoriales iberoamericanas de educación superior se han comprometido a trabajar para impulsar el español en el ámbito científico. Otro de los grandes hitos de este año, ha sido el inicio de los trabajos del Observatorio Global del Español, una herramienta de gran trascendencia para el análisis y estudio de la enorme casuística de asuntos que rodean a una lengua global como la nuestra.
Apostamos por la sostenibilidad y la proyección hacia el futuro del sistema de Cumbres, por incrementar su efectividad e impacto positivo en las sociedades iberoamericanas y por facilitar la comprensión por parte de la ciudadanía.
Uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos es la lucha contra los bulos y la desinformación. El pasado mes de mayo firmé junto a mi homólogo de Estados Unidos, el secretario de Estado Anthony Blinken, un acuerdo para la colaboración en la lucha contra la desinformación, poniendo el foco también en el español. El pasado mes de septiembre, el presidente del Gobierno lanzó junto al presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva el evento “En Defensa de la Democracia. Luchando contra el extremismo”, para debatir precisamente sobre estas y otras amenazas a la democracia y la libertad. También impulsaremos una Acción Estratégica en materia de Inteligencia Artificial en español y portugués que establezca un marco iberoamericano de colaboración para la construcción de un gran modelo fundacional de lenguaje de la Inteligencia Artificial.
Para España, Iberoamérica es un espacio de cooperación natural, lo es por la cercanía cultural entre nuestros pueblos y por los lazos que nos unen económica y políticamente, pero lo es también por los valores que compartimos y que nos definen como comunidad. Iberoamérica es, ante todo, un espacio de paz, de democracia y de derechos humanos para todos y para todas. Un espacio de cooperación, de cultura y de diversidad. Es también un espacio geoestratégico de enorme trascendencia y proyección global, que tenemos que cuidar y fortalecer. Todo ello nos guiará en nuestro trabajo hasta la Cumbre de 2026 en España.
Para España, todos los países de América Latina y el Caribe son igualmente importantes, independientemente de su tamaño, del atractivo para nuestras empresas o el color político de sus gobiernos. Queremos trabajar con todos ellos porque somos pueblos hermanos, y porque unas buenas relaciones, basadas en el respeto mutuo, van en beneficio de nuestros ciudadanos a ambos lados del Atlántico. Ellos deben estar siempre en el centro.
En el ámbito bilateral, seguimos profundizando en nuestras relaciones políticas, de cooperación, económicas y culturales, manteniendo contacto permanente a alto nivel con las autoridades de los países de la región. A lo largo de este año, he mantenido reuniones con mis homólogos de Brasil, Costa Rica, Panamá, Colombia, Honduras, Haití, Perú, Ecuador, Guatemala y Argentina.
Los países de América Latina y el Caribe son prioritarios para la política exterior de España, y, en consecuencia, también para nuestra cooperación, tal y como establece nuestro Plan Director 2024-2027, aprobado el pasado mes de julio. Tenemos una sólida trayectoria de cuatro décadas cooperando con nuestros socios latinoamericanos y caribeños y lo hacemos desde una visión vanguardista de la cooperación para el desarrollo. Los países de renta media siguen teniendo desafíos de desarrollo y la Cooperación Española trabaja con nuestros socios de la región para abordar: la lucha contra las desigualdades y el fomento de la cohesión social, la protección y promoción de los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, sin los que no se entendería ni América Latina ni nuestra propia historia. El apoyo a la transición ecológica justa y la lucha contra el cambio climático, por ejemplo, mediante la financiación de proyectos en la Amazonía, la transformación digital para aprovechar el potencial de la inteligencia artificial en español y portugués y la conectividad y los derechos digitales, la igualdad de género, y la integración regional mediante el apoyo al SICA o al CARICOM y, por supuesto, a la cooperación iberoamericana.
En el ámbito bilateral, recientemente hemos diseñado instrumentos específicos de cooperación avanzada con nuestros socios de la región. Acabo de firmar, junto a mis homólogos, hace muy pocas semanas, los nuevos Acuerdos Marco Asociación País con Perú y con Ecuador, y tenemos prevista la firma de nuevos Acuerdos de Alianzas para el Desarrollo Sostenible con países como Panamá y Uruguay, marcos novedosos para trabajar con países llamados “de desarrollo en transición”; países de renta media o incluso alta con los que seguimos abordando desafíos globales o regionales.
La defensa de la democracia y los derechos humanos es un fin, una guía y una seña de identidad de la política exterior de España, también en América Latina. El pasado año 2023 presentamos el Programa Democracia de la AECID, que ha ejecutado hasta la fecha más de 12 millones de euros en acciones que redundan en la mejora de la calidad de la democracia, que contribuyen a la protección de los derechos y libertades básicos y favorecen espacios para la generación de consensos, por ejemplo, en el ámbito de la fiscalidad o el diálogo social, o la memoria democrática y la resolución de conflictos.
También defendemos la democracia y los derechos humanos en Venezuela. España ha liderado esa defensa trabajando con nuestros socios y aliados en el mundo para que triunfe la voluntad democrática de los venezolanos, expresada en las urnas el pasado 28 de julio. Ningún gobierno ha hecho tanto como el de España por ello. Hemos sido el primer país de Europa y uno de los primeros del mundo en solicitar la presentación de todas las actas electorales. Hemos sido motor de todas las declaraciones europeas: la de presidentes de la UE de 3 de agosto, la del Alto Representante de la UE en nombre de los 27 el 24 de agosto. También de la Declaración de Santo Domingo, y la impulsada por Estados Unidos el pasado mes de septiembre en Nueva York. Y, por supuesto, hemos acogido humanitariamente y dado protección en nuestro país a Edmundo González, como en su día hicimos con Leopoldo López.
España va a continuar promoviendo y respaldando todos los esfuerzos dirigidos a alentar el diálogo y la negociación en el país, tanto por parte de la UE como de iniciativas regionales. Vamos a continuar dando apoyo al pueblo venezolano, como hacemos desde 2019, acogiendo en nuestro país a más de 125.000 venezolanos con permiso de residencia y trabajo. Este año hemos cumplido con nuestro compromiso de contribuir a través de nuestra cooperación y acción humanitaria 100 millones de euros desde 2021 en apoyo de los refugiados y migrantes venezolanos y los países de acogida. El equipo START de la AECID, compuesto por profesionales del sistema nacional de salud, ha concluido recientemente una misión en la selva del Darién (Panamá), donde ha atendido a casi 3.000 pacientes, en su inmensa mayoría migrantes venezolanos.
Este Gobierno va a continuar empleando la diplomacia, el sentido de Estado, el sentido común para defender la democracia y los derechos humanos en Venezuela, al mismo tiempo que defiende los intereses de miles de españoles (138.394 según los últimos datos del INE), empresas y sus trabajadores en Venezuela, y den todos los venezolanos que viven entre nosotros (212.064 según últimos datos del INE).
La defensa de los derechos humanos y la democracia también la ponemos en práctica en otros países, como Nicaragua. A principios de 2023, el Gobierno tomó la decisión de ofrecer la nacionalidad española a aquellos nicaragüenses despojados de la suya. Nuestro compromiso con ellos también se ha hecho extensivo a sus familiares de primer grado en situación de precariedad, así como a otro grupo de 135 presos políticos que fueron desterrados y desnacionalizados el pasado 5 de septiembre. España, con nuestra política exterior actual, es y será siempre hogar de nuestros hermanos latinoamericanos que defienden la libertad y la democracia.
España tiene dos almas: un alma europea y un alma iberoamericana, por ello, favorecer la cooperación entre las dos regiones es otra de nuestras prioridades. Así lo demostramos durante la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, durante la cual celebramos la Cumbre UE-CELAC tras un parón de 8 años. La Cumbre fue todo un éxito, tanto por el alto nivel de participación como por los compromisos alcanzados, y escenificó el reencuentro entre las dos regiones. Ahora continuamos trabajando para cumplir con los compromisos adquiridos con nuestros socios de cara a la próxima Cumbre UE-CELAC que tendrá lugar en Colombia en octubre de 2025, lo que redundará en mantener el impulso adquirido y permitirá consolidar la continuidad y visibilidad de la relación birregional. La Cumbre UE-CELAC de 2025 será una gran ocasión para evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre anterior y seguir con la ejecución de la hoja de ruta birregional. También para valorar el grado de implementación de la Agenda de Inversiones Global Gateway en América Latina y el Caribe, para la que la UE anunció una inversión de 45.000 millones de euros, de los cuales 9.400 millones de euros fueron comprometidos por España, y la Agenda Digital UE-América Latina y el Caribe.
Nos encontramos en un escenario mundial en plena reconfiguración geopolítica y España debe aprovechar este escenario como una oportunidad para profundizar en nuestras relaciones políticas, sociales, económicas y culturales y convertirnos en una comunidad cuya voz con identidad propia es escuchada y pesa en el mundo. España es el segundo inversor en la región, con un stock superior a los 150.000 millones de euros; la región es el segundo bloque de destino de la inversión española en el exterior. Además, las empresas españolas tienen una destacada presencia, particularmente en sectores como las telecomunicaciones, el sector financiero, la energía, las infraestructuras o el sector turístico. El fortalecimiento de las relaciones económicas y de inversión entre España y los países de la región es otra de nuestras prioridades. Debemos apoyar a los países de la región en la mejora de la seguridad jurídica y el clima de negocios. También en la intensificación de los vínculos económico-comerciales. En este sentido, el paso decisivo dado el pasado 6 de diciembre para la conclusión del Acuerdo UE-Mercosur es una gran noticia. España lleva trabajando desde hace más de 20 años por este acuerdo, que será un puente económico sin precedentes entre Europa y América Latina. Se trata de un acuerdo equilibrado con salvaguardas para proteger el medio ambiente, las condiciones laborales y los medios de subsistencia de los agricultores. España ha trabajado infatigablemente para ello y seguiremos haciéndolo para su culminación definitiva como el país motor de América Latina en Europa.
También seguiremos trabajando para que la UE avance y concluya el Acuerdo Global con México. Respecto al acuerdo marco avanzado UE-Chile, concluido bajo Presidencia española de la UE, celebramos su aprobación por parte del Parlamento chileno, y se encuentra ahora en proceso de ratificación por los parlamentos de los países europeos. Sin duda alguna este acuerdo contribuirá a revitalizar las relaciones UE-América Latina y Caribe.
En este mundo cambiante y lleno de incertidumbres la Comunidad Iberoamericana es un espacio donde alumbra la paz, la democracia y los derechos humanos para todos y para todas. Un espacio de cooperación, de cultura y de diversidad. Un espacio geoestratégico de enorme trascendencia y proyección global y, sobre todo, un espacio de confianza, seguridad y fiabilidad labrada con el compromiso mutuo que debemos cuidar, fortalecer y profundizar en beneficio de nuestros ciudadanos.
América Latina está en el centro de la política exterior de España. Hoy España, con nuestra política exterior coherente y con identidad propia, está llevándola también al corazón de Europa, de nuestras instituciones y de cada uno de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Seguiremos avanzando en ese cometido en beneficio de los ciudadanos españoles y de los ciudadanos de los países y pueblos hermanos de la Comunidad Iberoamericana.
Este artículo se basa en la intervención del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España, José Manuel Albares, ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado el pasado 20 de diciembre de 2024. En ella expuso las líneas esenciales de la política exterior española hacia Iberoamérica tras la celebración de la Cumbre Iberoamericana en Cuenca (Ecuador) y la asunción por parte de España de la Secretaría Pro Témpore de cara a la organización de la Cumbre de 2026, José Manuel Albares, Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España.
Ver todos los temas