LO QUE IMPORTA ES LA VIDA: Diversidad Cultural en los Laboratorios de Innovación Ciudadana*

Se acerca el próximo Laboratorio Iberoamericano de Innovación Ciudadana, y qué mejor que ir poniéndonos en contexto a través de una serie de tribunas temáticas acerca de los labs.

TRIBUNA

Rodrigo Savazoni

Director del Instituto del Procomún en Santos, Brasil

SERIE: Hacia #LABICCO nº5

La escena ocurre en la periferia de una gran ciudad del Noreste de Brasil.

Los protagonistas son un músico, un DJ para ser más exacto, que se dedica a producir mezclas de obras de la cultura popular brasileña, y un maestro de maracatu, género artístico basado en tambores que surge de la fusión mestiza del blanco europeo con el negro africano.

– Maestro, quiero hacer una música mía con su música – dice el DJ.

– Pues hazla, al fin de cuentas mi música es tuya y de todos – responde el maestro.

– Pero usted tiene que cederme los derechos para que yo pueda modificarla.

– No puedo hacer eso, pues esa música ni siquiera me pertenece. Ella siempre fue de nuestros pueblos y, por ello, es tuya también para que hagas de ella lo que quieras. Únicamente tienes que asegurarte de que ella seguirá siendo libre y que su mensaje llegará a más y más personas.

Esa pequeña fábula, no tan ficcional, nos ayuda a darnos cuenta que la diversidad cultural latinoamericana sigue viva e intacta por la noción de propiedad intelectual creada en el siglo XIX y que se hegemoniza durante el siglo XX. Esa diversidad, reflejo de la inteligencia y creatividad colectiva, es un enorme manantial de valores, sueños, ideas, deseos y posibilidades. Un bien de todos y de nadie. Un verdadero procomún. Debe ser valorizada y preservada, pero sobretodo puede verse como insumo para generar procesos de innovación social.

El Laboratorio de Innovación Ciudadana (LABIC), que ocurrió en México y en Brasil y que este año se realiza en Cartagena de Indias, Colombia, se destaca por promocionar proyectos de fortalecimiento de los saberes tradicionales y populares de los pueblos que nos constituyen. Podemos decir que es un caso único, en el cual la innovación deja de ser sinónimo de artefactos e interfaces magníficos producidos en el centro del capitalismo para afirmarse como un conjunto de metodologías, instrumentos y plataformas que mezclan saberes tradicionales y contemporáneos, en busca de generar respuestas adecuadas a los desafíos de nuestras sociedades.

La preocupación principal del LABIC no es cambiar el sistema de producción, para garantizar la ampliación de la productividad o acelerar nuestras economías, pero sí experimentar sobre cómo podemos mejorar nuestras vidas a la luz de los desafíos que el mundo actual nos presenta.

La preocupación principal del LABIC no es cambiar el sistema de producción, para garantizar la ampliación de la productividad o acelerar nuestras economías, pero sí experimentar sobre cómo podemos mejorar nuestras vidas a la luz de los desafíos que el mundo actual nos presenta. No es en vano, observando la lista de proyectos seleccionados en los últimos tres años, veremos iniciativas de afrodescendientes, de indígenas, de lucha por igualdad de género, de inclusión de portadores de deficiencias, actores que – infelizmente – no figuran en los eventos más concurridos de tecnología.

En el LABIC, la cultura, sobretodo la diversidad cultural, se ve como aspecto central de un nuevo proyecto de desarrollo, que valoriza las dimensiones emocionales, espirituales, éticas y estéticas de las mujeres y hombres de nuestros países. Al final, ¿qué conocimiento nos puede enseñar mejores técnicas del manejo de la tierra y del agua, para que podamos alimentarnos y saciar nuestra sed? ¿Quienes son los portadores de métodos de relación saludable con la naturaleza que pueden hacer de nuestra historia, no un cuento de destrucción, sino una oda al respeto? ¿Quienes son los creadores de instrumentos de cuidado que nos permitirían soñar con procesos de convivencia más horizontales entre seres humanos, independientes de raza, color o creencia?

Borges, en una entrevista a Fernando Sorrentino, dice ser un “error suponer que los cuentos populares, por ser anónimos, no hayan sido elaborados (…) Podemos decir que un cuento popular es una obra mucho más trabajada que un poema de Donne o Góngora, porque en lugar de ser elaborada por una persona, lo fue por centenares”. El razonamiento borgeano también se aplica a los ritmos populares, como el maracatu sin dueño que liberta nuestros cuerpos, y a las tecnologías ciudadanas, una forma de mezclar conocimientos y generar obras colectivas que producen beneficios reales para que todos vivamos mejor. Es ese tipo de tecnología la que buscamos en LABIC.

* para leer escuchando Maracatu Indiano (Allah) del DJ Tudo y su gente de todos los lugares (https://soundcloud.com/djtudo/08-maracatu-indiano-allah)

**LABICCO es la 3ª edición de LABIC (las anteriores han sido LABICMX en 2014 y LABICBR en 2015), y este año será organizado por el Proyecto de Innovación Ciudadana de SEGIB y el Ministerio de Cultura de Colombia, con la colaboración de Medialab-Prado, AECID, Fundación Ford y Fundación Unidos en Red. Para saber más sobre LABICCO y los 11 proyectos, mira AQUÍ 

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